lunes, 5 de diciembre de 2011

García Márquez Historia de un Deicidio (1971) Monte Avila



HISTORIA DE UN DEICIDIO

“GARCIA MARQUEZ HISTORIA DE UN DEICIDIO”

MONTE AVILA EDITORES

1971

Estos trozos son tomados del libro de Mario Vargas Llosa, específicamente del capítulo EL NOVELISTA Y SUS DEMONIOS (pag.85), aquí trata de definir lo que es (o cree- el escritor- lo que debería ser) un novelista, pienso que esta definición debe aplicarse también a los poetas, ya que estos también crean (disfrazándolos) sus propios demonios.

“Escribir novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad  real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea.
Éste es un disidente: crea vida ilusoria, crea mundos verbales porque no acepta la vida y el mundo tal como son (o como cree que son). La raíz de su vocación es un sentimiento de insatisfacción contra la vida; cada novela es un deicidio secreto, un asesinato simbólico de la realidad.
Las causas de esta rebelión, origen de la vocación del novelista, son múltiples, pero todas pueden definirse como una relación viciada con el mundo. Porque sus padres fueron demasiado complacientes o severos con él, porque descubrió el sexo muy temprano o muy tarde o porque no lo descubrió, porque la realidad lo trató demasiado bien o demasiado mal, por exceso de debilidad o de fuerza, de generosidad o de egoísmo, este hombre, esta mujer, en un momento dado se encontraron incapacitados para admitir la vida tal y como  la entendían su tiempo, su sociedad, su clase o su familia, y se descubrieron en discrepancia con el mundo,
Su reacción fue suprimir la realidad, desintegrándola para rehacerla convertida en otra, hechas palabras, que reflejaría y negaría a la vez.
Todos los novelistas son rebeldes, pero no todos los rebeldes son novelistas. ¿Por qué? A diferencia de los otros, éste no sabe por qué lo es, ignora las raíces profundas de su desavenencia con la realidad: es un rebelde ciego.
Toda novela es un testimonio cifrado: constituye una representación del mundo, pero de un mundo al que el novelista ha añadido algo: su resentimiento, su nostalgia, su crítica. Este elemento añadido es lo que hace que una novela sea una obra de creación y no de información…
No es fácil detectar el origen de la vocación de un novelista, el momento de la ruptura, la o las experiencias que viciaron su relación con la realidad, hicieron de él un inconforme ciego y radical y lo dotaron de esa voluntad deicida que lo convertiría en un suplantador de Dios. Y no lo es porque, en la mayoría de los casos, la ruptura no es el resultado de un hecho único, la tragedia de un instante, sino un lento, solapado proceso, el balance de una compleja suma de experiencias negativas de la realidad.
En todo caso, la única manera de averiguar el origen de esa vocación es un riguroso enfrentamiento de la vida y la obra: la revelación está en los puntos en que ambas se confunden.
El por qué escribe un novelista está visceralmente  mesclado con el sobre que escribe: los demonios de su vida son los temas de su obra…”