Baruch Spinoza |
Baruch
de Spinoza (o Baruj de Spinoza)
Filósofo
neerlandés, nacido el 24 de noviembre de 1632 en Ámsterdam; proviene de una
familia de judíos sefardíes, que huyendo de España y luego de Portugal se residenciaron en Los Países Bajos, allí
(Ámsterdam) fue educado según las bases de la escuela judío-ortodoxa, pero a
pesar de ello mostró una actitud crítica a esas enseñanzas.
Estudió
por su cuenta: matemáticas y filosofía cartesiana, alejándose, gracias también
a las influencias de los “Cristianos liberales protestantes neerlandeses”, a la
educación judío-ortodoxa.
Es
considerado uno de los tres grandes “racionalistas” de la filosofía del siglo
XVII, acompañado del francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz.
Así
mismo es considerado el iniciador del ateísmo y sostiene como política que el
fin del estado es hacer a todos los hombres libres, logrando mediante esta
libertad que el hombre dejaría de seguir siendo autómata.
A
continuación un escrito de este insigne filosofo.
DIOS hubiera dicho:
¡Deja
ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho!
Lo
que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero
que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho
para ti.
Deja
ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y
que dices que son mi casa.
Mi
casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas.
Ahí
es donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja
ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti
o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
El
sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis,
tu alegría.
Así
que no me culpes a mi por todo lo que te han hecho creer.
Deja
ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver
conmigo.
Si
no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en
los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía
en mí y deja de pedirme
¿Me
vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja
de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me
molesto, ni castigo.
Yo
soy puro amor.
Deja
de pedirme perdón, no hay nada que perdonar.
Si
yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de
sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío
¿Cómo
puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti?
¿Cómo
puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice?
¿Crees
que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal,
por el resto de la eternidad?
¿Qué
clase de dios loco puede hacer eso?
Olvídate
de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son
artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti.
Lo
único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta
sea tu guía.
Amado
mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un
ensayo, ni un preludio hacia el paraíso.
Esta
vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te
he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni
virtudes, nadie lleva un registro.
Eres
absolutamente libre para crear en tu vida, un cielo o un infierno.
No
te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo.
Vive
como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de
amar, de existir.
Así,
si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.
Y
si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal.
Te voy a preguntar:
¿Te
gustó?...
¿Te
divertiste?...
¿Qué
fue lo que mas disfrutaste?
¿Qué
aprendiste?...
Deja
de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar.
Yo
no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada,
cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el
mar.
Deja
de alabarme,
¿Qué
clase de Dios ególatra crees que soy?
Me
aburre que me alaben, me harta que me agradezcan.
¿Te
siente agradecido?
Demuéstralo
cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo.
¿Te
sientes mirado, sobrecogido?...
¡Expresa
tu alegría!
Esa
es la forma de alabarme.
Deja
de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca
de mí.
Lo
único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de
maravillas.
¿Para
qué necesitas más milagros?
¿Para
qué tantas explicaciones?
No
me busques afuera, no me encontrarás.
Búscame
dentro… ahí estoy, latiendo en ti.
Spinoza