“Antes de aparecer el hombre sobre la tierra ya existía la música en la naturaleza.
Música en sus formas larvarias eran el rugido del oleaje marino y el silbar de los vientos entre los poderosos arboles; era música el rumor de los ríos entre los peñascos y el caer de las torrenciales cascadas; música eran igualmente el bramar de de los volcanes, y el trinar de los pájaros, el graznar de las aves mayores, el aullar y el gañir de las fieras y bestias.
Siempre hubo música en la tierra, pero aquel mundo de sonidos dispersos no adquirió significación de hecho musical sino cuando el hombre lo recogió en su pecho como en una caja de resonancia, y lo revirtió hacia el exterior en formas de ritmo y melodía, base de toda música.”
Aquiles Nazoa.
“Creo”
Creo en Pablo Picasso, Todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra;
creo en Charles Chaplin,
hijo de la violetas y de los ratones,
que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo,
pero que cada día resucita
en el corazón de los hombres,
creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa,
creo en la cualidad aérea del ser humano,
configurada en el recuerdo de Isadora Duncan
abatiéndose como una purísima paloma herida
bajo el cielo del mediterráneo;
creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente debajo de la almohada de mi niñez;
creo en la fabula de Orfeo,
en el sortilegio de la música,
yo que en las horas de mi angustia vi
al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante de la dulce Eurídice del infierno de mi alma,
creo en Rainer María Rilken héroe de la lucha del hombre por la belleza,
que sacrificó su vida por el acto
de cortar una rosa para una mujer,
creo en las flores que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia,
creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar;
creo en un barco esbelto
y distintísimo que salió hace un siglo
al encuentro de la aurora;
su capitán Lord Byron,
al cinto la espada de los arcángeles,
junto a sus sienes un resplandor de estrellas,
creo en el perro de Ulises,
en el gato risueño
de Alicia en el país de las maravillas,
en el loro de Robinson Crusoe,
que tiraron del coche de la Cenicienta,
en beralfiro, el caballo de Rolando
y en la abejas que laboran en su colmena
dentro del corazón de Martin Tinajero,
creo en la amistad como el invento
más bello del hombre,
creo en los poderes creadores del pueblo,
creo en la poesía y en fin, creo en mi mismo,
puesto que sé que alguien me ama…
Aquiles Nazoa.
http://www.mediafire.com/?rvn3kr72pjuqn8k
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